Guerras mentales | Noche sin fin - Escribe Daniels Caballero


Bueno otra vez preparando mi bolso, mi fiel compañero, somos casi inseparables, para otro viaje, amo lo que hago, supervisar los hospitales del país, ver si hay faltantes de insumos, gasas, guías, jeringas, ver el estado edilicio, las camas, revisar la asepsia del lugar, por esto unos me quieren otros me odian, simples gajes del oficio, lo tomo de esa manera para no quedar expuesta ante la malicia de la gente, simplemente hago mi trabajo y trato de hacerlo lo mejor posible, no soy de las personas que realizan sus actividades a medias, algo que no me permitiría. Lo más difícil de mi momento al partir es la noche anterior, cuando saludo a mi pequeña hija Belén de dos años, la llevo hasta su dormitorio de paredes blancas y rosadas, llena de muñecos por todos lados un dormitorio de cuentos de hadas, así lo habíamos planeado Omar (mi marido) y yo, la acuesto en su cuna no sin antes darle en su mejilla resplandeciente de vida, un beso profundo lleno de amor y culpa por ausentarme siendo ella todavía una bebe. Omar y yo antes de irnos a dormir nos tomamos un café a modo de relax para repasar las indicaciones que quedan con respecto a la casa y a Belén durante mi ausencia, mi marido es visitador médico, él puede manejar sus horarios mejor que yo, puede estar más presente en el cuidado de nuestra pequeña, si él no puede queda con mi madre que obviamente está más que feliz de poder cuidar a su nieta junto al otro consentido de la casa y no menos importante integrante de cuatro patas, él también es parte de la familia como debe ser, su nombre es Zorba un negro grandote , peludo y por demás malcriado pero con la dulzura de un copo de algodón.

Es hora de dormir opino, mañana mi día comienza temprano y el despertador cuando suena es implacable ¡el muy maldito no calla!

Y así fue el implacable comenzó con sus gritos voraces a las seis de la mañana, otra vez me dije, arriba vamos que la jornada comienza, ducha, desayuno maquillaje y parto hacia mi lugar de trabajo donde estaba mi jefe y sus anteojos en la punta de la nariz, con su secretaria esperándome para ajustar detalles del itinerario antes de abordar el auto que me llevaría al aeropuerto a tomar mi avión para mi próximo destino que sería Misiones con su tierra color rubí rodeada de tanta vegetación que se asemejan a esmeraldas engarzadas a ese rubí he ido tantas veces y ninguna a disfrutar de su maravillosa vista y salpicarme de la furia imponente de sus aguas caudalosas que caen en cascadas frescas e indomables y de fondo la exquisita música que proporcionan sus habitantes emplumados y porque no los chillidos de algún cuatí molesto por las visitas que invaden sus territorios.

El vuelo fue tranquilo sin pozos de aire que nos sacudan, arribamos al aeropuerto en tiempo y forma, las azafatas nos despiden con sus sonrisas dibujadas repitiendo una y otra vez; gracias por elegir nuestra aerolínea; gracias por elegir nuestra aerolínea. A pesar de ser temprano el calor ya se está asomando y ¡recién son las once! ¡Que quedara para las tres de la tarde mi dios!

Ya en el hotel me doy una ducha rápida retoco mi maquillaje y presta a salir para recorrer el hospital, donde soy recibida siempre con mucha calidez el jefe de médicos el Dr. Pereyra y la jefa de enfermeras la Sra. Paulina me saludan al unísono-buenos días Sra.Callaghan-bienvenida-o por favor contesto llámenme por ni nombre Marina-ya se los dije varias veces –ya nos conocemos- me dan una recorrida por las instalaciones, mientras me entregan una lista de peticiones a la cual ojeo rápidamente, más de lo mismo gasas, sabanas nuevas, algunas de las que están son una lámina de cebollas, arreglar dos o tres ventiladores de techo allí el calor verdaderamente se hace sentir. Todo iba bárbaro hasta que me presentan otro inspector recién llegado de una firma nueva en el país la Sra. paulina atentamente lo presenta –marina él es el inspector Ignacio Ortiz Arizmendi de la firma que lleva su mismo nombre, el viene a darnos su ayuda al igual que vos querida-apunto paulina- y allí estaba parado cuan alto era, con su aire superior y petulante me saludo muy formal y distante al igual que yo, apenas lo vi y me molesto, cuestión de piel como dicen, recorrimos el tramo final que quedaba el Dr. Pereyra y paulina trataban de amenizar el ambiente que claramente se puso frio, y por si esto fuera poco me informan que a la noche en el hotel donde me alojo hay una comida de bienvenida para ambos, que casualmente también se aloja mi colega, -que fastidio pienso- no por la cena, si no por él, que podría hablar con alguien tan distante ¿de trabajo?¿ Bajara de su pedestal autoimpuesto? Verdaderamente me caía mal esta persona. Regrese al hotel muerta de calor y con un fastidio terrible, no entiendo cómo me pudo sacar tanto esta persona de mi eje-linda deja ya de pensar en el me dije- no puede ser que ocupe tanto tiempo de tus energías- de la recepción me informan que la cena es a las 21:00 has, mire mi reloj y pensé todavía tengo tiempo para un baño en el yacusi y ver que ponerme ya que no tenía ropa preparada para una digamos algo formal, nada que un vestido negro y unos buenos tacones no solucionaran, jamás salía sin ellos y esta vez el haberlos traído se justificaron por completo, no salieron de como la mayoría de las veces de paseo, llego la hora de la comida y con ella mi fastidio por ver nuevamente al Sr. Ortiz Arizmendi y su petulante actitud, di una última revisada a mi vestuario- bien dije-vestido, zapatos, maquillaje, perfume, todo en su lugar, Salí de la habitación presta a tomar el ascensor para dirigirme al salón donde se realizaba la reunión puse mi mejor sonrisa y salí la cual me costó seguir manteniendo al ver que tenía que compartir la caja que sube y baja en un edificio estaba mi querido colega (obvio lo de querido es totalmente irónico) allí nuevamente estaba, paradito firme con toda su elegancia su perfume importado y el traje azul oscuro, buenas noches marina dijo con vos firme y un tanto seductora pero su imagen fría y altanera seguía presente, entramos al salón ambientado con mucho glamur, mientras en mi mente seguía repitiendo es una noche sin fin madre mía estoy deseosa de llegar a casa.

La interminable (para mi) comida llego a su fin, también el interminable día, entre en mi cuarto de hotel me saque la ropa el maquillaje y abrase la cama como si fuese mi amor eterno, no recuerdo en que momento me dormí. Sonó el celular con el tono de la alarma despertadora, esta vez no me fastidio la escuche con total alegría estaba a pocas horas de volver a casa con mi familia.

El vuelo de vuelta fue normal y por suerte mi colega no estaba en él, no soportaría respirar el mismo aire otra vez.

Llegue a mi oficina, le presente a mi jefe los requerimientos del hospital, acordamos buscar presupuestos el día siguiente para los insumos faltantes y los cervices para los ventiladores de techo –Marina pregunto mi jefe con sus inamovibles anteojos en la punta de la nariz-¿conociste al inspector Ignacio Ortiz Arizmendi? Si conteste como resorte,- como olvidarlo asentí con tono irónico- entiendo-contesto mi jefe con una sonrisa socarrona en su cara, y prosiguió diciendo es un tanto especial su modo, aunque muy inteligente y responsable en su trabajo, sin olvidar que es el hijo de un amigo muy querido mío, así que marina paciencia con él es un buen profesional, si , si, acote yo un tanto parca, bueno Dr. Klauss (el apellido de mi jefe)¿ puedo retirarme ya a mi casa? Pregunte un tanto parca, si marina podes irte contesto, gracias Dr. Klauss conteste.

Tome mi cartera salude y partí hacia mi casa Salí de la empresa saludando a todos, hacía muchos años que trabajo allí, ya nos conocemos todos.

Unos de los choferes de la empresa me llevo a casa todavía era lago temprano así que supuse que Omar todavía no habría llegado a casa, entre y como era de espéralo Zorba me recibió con sus saltos y abrazos voraces de esos que no sabes cómo pararte para no terminar en el piso pero también sabes que son totalmente sinceros, para mi sorpresa estaba Omar también que sale a saludarme, ¡hola querida! ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo todo? Hola amor respondo y al instante agrego el todo bien ¿Y Belén pregunto? Durmiendo su siesta, respondió Omar aprovechemos para tomar un café -dijo- y hablamos un poco ¿Te parece?-Dijo Omar- si si respondí, dale, me acomode en el sillón del sofá mientras me sacaba los zapatos de tacos y Zorba se acostaba a mi lado, llego el café junto con Omar ¿Cómo estuvo tu viaje? -Pregunto mi marido- bien respondí, sacando que me cruce con otro inspector lo suficientemente petulante como para hacer un tanto incomoda mi estancia, el Sr. Ortiz Arizmendi pronuncie su nombre con un gesto de rechazo,-bueno marina- dijo Omar –siempre hay gente que no nos cae tan bien- pero hay que convivir con todos- es parte de nuestro trabajo- y de la vida cotidiana- me abrazo y beso para tranquilizarme y poner el momento más relajado- si tenes razón cariño- asentí, el beso termino en un apasionado momento en el sofá, aprovechando que la bebe dormía, Zorba se fue, obviamente no quería ver a sus padres en tal momento, Belén despertó por suerte nos dio tregua para compartir un momento de pareja.

La noche llego y con ella el fin del día y la mañana siguiente, la rutina del trabajo la oficina presupuestos, gente, proveedores, números, cuentas, hacerlo rápido para poder conseguir todo en el menor tiempo posible para cubrir los requerimientos del hospital, de sus profesionales y demás personas ocupantes y pacientes del lugar. Todo lo hicimos en una semana, se llamó al Dr. Peralta para coordinar el traspaso de fondos para arreglos y el envió del material solicitado, pidiéndole las facturas por los trabajos realizados en el lugar, al término de dichos trabajos.

Llego el fin de semana ni Omar ni yo trabajamos esos días, podemos compartir momentos en familia, visitar amigos o simplemente disfrutar en casa, cada tanto el nuevo inspector se me venía al recuerdo y junto con él, el fastidio , no entendía ¡ el por qué me había caído tan mal!

El lunes volvió y con él las obligaciones laborales de la semana chequear mails de las distintas provincias con los diferentes pedidos. Mi jefe está evaluando mi próximo viaje posible, todo indica que el destino siguiente seria salta pero esta vez mas días, lo cual mucho no me convencía ¡iba a estar más tiempo lejos de casa, de mi familia! Esa semana paso entre planes y presupuestos. El viernes por la tarde el Sr. Klauss me comunico que el lunes saldría para Salta esta vez por cuatro o cinco días, no me contento mucho pero era parte de mi trabajo así lo sabía y así lo acepte, lo que no imagine es lo que me dijo después, ¡el nuevo inspector estaría allí también! Pregunte si estaba para fiscalizar mi trabajo!, si había algún problema conmigo que me lo dijera!, hacía muchos años que trabajaba el en lugar me parecía justo que fuera de frente.

Estaba totalmente enojada, el Sr Klaus me dijo casi tapándome la boca con su respuesta-nada de eso marina- calla por favor- es simplemente que las dos empresas están trabajando juntas, las familias nos conocemos de décadas, es simplemente eso, sos una buena integrante de la firma y quiero potenciar tu experiencia con la experiencia de Ignacio- no fantasees por favor-

Sos mi mejor profesional, bueno Klauss espero sea de esa manera. Me fui a casa un tanto preocupada y otro tanto ofuscada, no dije nada en mi casa, no quería preocupar a Omar, si comente que sería un viaje de más días. Partí el lunes al medio día, Ignacio llegaría más tarde en otro vuelo, aproveche mi llegada temprano y recorrí un poco el centro, la catedral, la plaza, el cabildo, como esta todo cerca aproveche, también lo use para relajarme y dejar descansar mis pensamientos, si había algún problema conmigo, o no en la empresa.

Terminado mi paseo que por cierto es totalmente recomendable, la catedral es esplendorosa, nada tiene que envidiarle a ninguna catedral de afuera, me permitiría decir que ni al mismísimo vaticano, sin olvidar que el cabildo tiene lo suyo también, un pedazo de nuestra historia en el corazón de Salta, entre a mi habitación que estaba ubicada en un hotel cuatro estrellas a tres cuadras del centro, la calidez de la gente es magnífica siempre dispuestos a que tu estadía sea totalmente placentera.

Ya de noche baje a comer algo, pedí las típicas empanadas salteñas, para sacarme el antojo que me habían provocado todas la recomendaciones que me hicieron mis amigos y compañeros de trabajo al saber donde viajaba, la hora de dormir llego, al día siguiente hay que madrugar y trabajar bastante, y alinear mis chacras para tolerar la presencia del sr Ignacio, pienso poniéndole un toque de humor al momento y no irme quejosa a la cama, llame a mi casa para saber cómo estaba todo mis niños(la humana y el canino) como estuvo el día de Omar hablamos una rato, corte ya que quería mirar un poco de televisión para dormirme.

El lunes comenzó con el desayuno a la habitación como lo había pedido, si bien el hotel brinda unos desayunos increíbles esos para sentarse y comer de todo, pero me guasta realizarlos con tiempo y ese día no era el caso, no puedo decir que fue acotado, jugo de pomelo, te y dos tostadas con queso blanco y mermelada de duraznos, estuvo más que bien, Salí al hospital para reunirme con mi colega para inspeccionar juntos, pasamos el día mirando todas las necesidades, y cada uno haciendo sus anotaciones, la jornada llego a su fin, y como todo lunes fue extenso, el martes lo programamos para buscar cervices y presupuestos de la zona de esa manera ya lo pactamos entre los pasillos del hospital, nos retiramos relativamente temprano, mi expectativa es llegar al hotel sacarme la ropa, buscar la maya y dejarme mecer por el agua de la pileta climatizada del lugar y si el martes me lo permitía tomar un masaje descontracturante en el spa del hotel pero eso era al día siguiente¡ hoy a disfrutar del agua! ¡Hoy quería ser la sirenita! Aunque sentía un poco de culpa por darme ese momento mientras mi marido estaba encargándose de todo lo que refiere a la casa es como que yo no me permitía el disfrute, sabía que mi viaje es por trabajo pero mi auto exigencia me culpaba, me decía:¡ mira mientras vos estas nadando tranquila tu familia está sola! ¿Por qué soy así? ¡No me permito un recreo!

Trate de sacar esos pensamientos de auto boicot y nade una rato, estuve una hora aproximadamente en la pileta, me disponía subir a mi habitación cuando uno de los botones del hotel se aproxima dándome un mensaje del Sr Ortiz Arizmendi invitándome a cenar para ajustar planes de trabajo, dude en aceptar lo admito, pero el pensamiento invasivo que me mantuvo preocupada por casi todo el tiempo, si existía algún problema conmigo en la empresa me hizo aceptar la invitación, ¿Y si me rehusaba? y después decían, no, ¡no quiso trabajar! Subí a mi habitación y lo llame para acordar hora y lugar, vamos a Doña Salta es un lugar donde podes conseguir muy buena comida, también las típica empanadas, la cocina es variada –dijo-¿veintiuna horas está bien? Prosiguió,- si perfecto conteste- ya en mi habitación, me tire literalmente sobre la cama, con la pesadez del día y de la invitación, llame a casa para hablar con Omar, con un sentimiento de culpa terrible por la cena, Omar no estaba todavía no llego a casa, Belén esta con mi madre, termine hablando con ella, le comente todo, y como casi todas las madres, me hizo pensar que es solo una comida de trabajo como la puede tener cualquier persona, que me relajara y no de tantas vueltas con el asunto,-que prejuiciosa con vos misma acoto- que quedaría para mí –dijo- yo bueno puedo tener prejuicios, mi generación fue criada en otra forma, más cerrada, pero vos hija ¡por favor, es una comida! Bueno mama le conteste está bien tranquila, me sirvieron tus palabras tenes razón, pone a Belén al teléfono así le digo cuanto la quiero, de esa manera lo hizo, finalizada la charla de las tres generaciones, mire unos minutos de tele, como para respirar tranquila un poco antes de meterme en la ducha y cambiarme¡ uff casi me quede dormida! Después de una pequeña corrida para hacer todo por fin me cambie, nada sofisticado, un jeans, camisa negra con blazer negro, zapatos al tono con un taco bajo, tranqui, informal pero a su vez todo combinado, obvio cartera negra, lo infaltable perfume y maquillaje, sonó el teléfono en mi habitación, era de la recepción avisándome que el Sr Ortiz Arizmendi estaba en el hall esperándome, jamás había arreglado que me pasara a buscar, pero bueno ya estaba ahí, ya bajo conteste, di una una última revisión a mi atuendo mirando si estaba todo prolijo y baje, allí estaba parado esperándome, con un gesto no rígido como el que estaba acostumbrada a ver ¿Qué le paso me pregunte? En silencio obvio, me acerque, buenas noches –dije- hola marina –contesto-¿Vamos? Pregunto- vamos conteste- ya en el restaurante, que está a pocas cuadras del hotel donde me alojo, Ignacio se adelantó con la sutileza de una gacela y me abrió la puerta para que pasara, no espere ese detalle, lo hacía más frio y distante, como es de costumbre su actitud ¡me sorprendió! Debo admitirlo, ¿bueno Ignacio que quería hablar con respecto al desarrollo laboral pregunte? Marina respondió –primero ordenemos la comida y que tomar, segundo tutéame por favor, bueno está bien-respondí- para ser sincera, empecé a sentirme nuevamente un poco tensa, no sabía la intención clara de esa cena, llego el mozo preguntando que íbamos a pedir, de entrada nos trajeron las típicas empanadas, yo comenzaba con el estómago en forma de moño, ese hombre empezaba a ponerme nerviosa, ya no entendía el porqué, si estaba siendo totalmente educado, todo un caballero, yo ordene pasta, unos ñoquis que estaban barbaros, Ignacio un bife de chorizo con papas al natural, ambos coincidimos en agua con gas y un malbec salteño para hacer honor al lugar, saco su Tablet, me mostro los lugares para poder solicitar los arreglos y comprar insumos, de esa manera se podría solucionar todo más rápido y poder solucionar los requerimientos del lugar y la gente, revise todo en forma minuciosa, entre ñoqui y ñoqui, para mantener mi cabeza ocupada, de esa manera no analizaba el porqué de mi tensión ante la presencia de Ignacio. Que te parece si mañana recorremos los lugares para ya concretar compras y cervices pregunto mi colega, asentí casi en forma inmediata, la idea me pareció acertada, de esa manera podría volver más rápido a mi casa, pero no sería así (eso yo no lo sabía), no pedí postre Ignacio tampoco, de todas maneras nos quedamos hablando de todo un poco, trabajo, vida, él está casado al igual que yo, el hace siete años, con una hija de cuatro, yo cinco con mi bebe de dos, a esa altura de la noche entre más en confianza, no sin bajar la guardia, Ignacio –pregunte-¿ no te parece que es hora de irnos? Mañana hay que estar temprano para ganar tiempo y hacer todo en el día , -si dijo- mozo la cuenta por favor, inmediatamente acoto, paga la empresa, es reunión de trabajo, con un gesto risueño y mirada de niño pícaro, comento, como todo un buen caballero me acompaño hasta mi hotel, despidiéndose con un hasta mañana marina, nos vemos, hasta mañana conteste, subí a mi habitación, me quite el maquillaje, me puse el pijama, sin poder dejar de pensar en el encuentro sucedido, ¿Qué me inquietaba?, no podía descifrarlo, la imagen de iganacio estaba presente su perfume, su caballerosidad, la elegancia, pero si solo estaba vestido con jean azul marino y chomba al tono, no quería pensar, pero no podía dejar de hacerlo, me acosté y respiré profundo como para cortar el pensamiento, pero seguía allí, presente, parecía que su perfume hubiese invadido mi habitación, mire un poco de tele para poder quedarme dormida y por fin sucedió.

La mañana llego, baje a desayunar esta vez con más tiempo ¡por suerte! Pensé, puedo disfrutar y saborear el café, el jugo, las delicias que ofrece el hotel, sin tener que comer todo en forma voraz por que el reloj apremia, es un placer de los dioses sentir los aromas que ofrecen los desayunos en los hoteles, el perfume café es magnético, los sonidos de las tazas y cubiertos pareces cantos de aves, ¡todo esto es impagable! ¡Los aromas son maravillosos! Estaba terminando mi café cuando se acerca un botones para comunicarme que el Sr. Ignacio estaba esperando por mí en la puerta del hotel, si dígale que ya voy que aguarde unos minutos por favor, fui hasta mi habitación, me lave los dientes, tome mi cartera y una camperita liviana y Salí, el corazón y el estómago ¡parecían de una quinceañera! ¿Qué me sucedía? Prácticamente no me reconocía, buen día –dije- buen día –contesto- casi secamente algo que me desconcertó, pero su mirada ya no era tan distante, ¿Te gusto la cena?- Pregunto- ¿Descansaste bien? Lo mire casi atónita, tratando de disimular mi asombro por las preguntas si como un ángel conteste ¿Y vos? Muy bien -respondió- otra vez mi nerviosismo apareció, el moñito del estómago hizo su aviso ¿Qué me pasaba? Una pregunta sin respuesta, o no quería darme cuenta de la respuesta, hicimos todo el recorrido buscando precios y concretando los contratos, ya no sentía el rechazo por su presencia, eso empezaba a preocuparme, el ya no estaba tan distante, también me preocupaba, estábamos caminando por la plaza central de salta, de pronto se detuvo,- me dijo- ¿qué te parece si mañana vamos a una excursión a cafayate? casi como si fuese una pregunta con una respuesta afirmativa, quede en blanco por unos segundos, entre el gusto por la invitación y hacer lo que se debe, perdón-dije- poniendo mi mano en alto en signo de frenando una situación a la cual desconocía, me parece que ¡no es correcto!¡ Somos casados! Marina –dijo- es una simple excursión –con un gesto en su cara ¿Cómo diciendo de qué hablas? Es simplemente aclarar la situación-conteste- okey yo voy –dijo- Chafállate tiene una vista preciosa decorada por los dioses, si queres vas, si queres te quedas, vos elegís, se encogió de hombros como si nada, yo me sentí una tonta, perdón por la confusión –conteste- inmediatamente dije déjamelo pensar unos instantes, marina hasta el viernes tenemos que estar en la provincia el jueves nos queda libre, no me parece mal aprovechar el día, es una salida imperdible ya lo veraz- dijo Ignacio- bueno está bien vamos ¿Hiciste las reservas ya?-pregunte- obvio contesto- esa seguridad en sí mismo me molestaba me molestaba, pero también me agradaba, así como su perfume y su mirada, esa tarde cada uno hizo lo suyo, recorrí nuevamente la plaza y me tome un cafecito en el centro de la ciudad, llame a mi casa para saber cómo estaba todo y aquietar mis pensamientos sobre aquel hombre, la tardecita y la noche por fin llegaron y con ellas la hora de dormir, la mañana llamo y con ella mi adolescente escondida, con ganas de volver a vibrar, respire nuevamente en forma profunda, mientras desayunaba me retoque el maquillaje subí al cuarto busque la campera deportiva por si el clima cambiaba un poco, perfume y al hall a esperar por la combi que nos llevaría al paseo, ya de viaje rumbo a cafayate Ignacio toma su mochila y saca un termo con café compartir el trayecto con unos cuadraditos de limón que había traído del hotel en donde se alojaba ese simple gesto me hizo sentir en las nubes, no quería admitirlo, pero su compañía paso de molestarme como pocos a atraerme como pocos, tenía que controlar mi mirada y el gusto que me producía su presencia, cada minuto que pasaba me costaba más, creo que a él le estaba pasando lo mismo, sus gestos su sonrisa eran totalmente diferentes al día que nos conocimos, había algo, que se sentía en el aire las feromonas ya no se podían controlar, la pregunta seria ¿Queríamos controlarlas? ¿Podríamos hacerlo? La excursión duro doce horas casi, comentamos todo lo visto en el camino de vuelta, el anfiteatro es precioso, pensar que todo eso lo formo la naturaleza, comentábamos el color rojizo de las rocas, es impresionante sus distintas formaciones como a jugado el clima, el paso del tiempo y pensar que en algún momento hace miles de años atrás esto fue húmedo , la naturaleza es tan sabia y maravillosa- dijo Ignacio- yo pensando cómo puede existir en una sola persona alguien tan amable y frio al mismo tiempo ¿Sera esa combinación también lo que me atraía?¿ Y me alteraba el ritmo de la respiración? El trayecto de a combi hizo que Ignacio bajara primero al hotel donde se alojaba, tomo sus cosas, se despidió con un hasta mañana señorita dándome un beso en la comisura de mis labios, diciéndome en tono susurrante, me gustaría tenerte en mi habitación esta noche, ¡quede sin palabras pasmada en el asiento pero con todas las fibras de mi ser en total revolución! Faltaban pocas cuadras para llegar a mi hotel y yo seguía como en el aire, diciéndome a mí misma ¡no debí aceptar este viaje!

Ya en mi habitación entre como tromba, quería sacarme la ropa meterme debajo de la ducha y poder pensar con claridad, sonó mi celular así que me envolví en el toallon blanco y mullido como una nube, es Omar mi marido, hola amor- dijo- hola amor –conteste- pero con mi pensamiento todavía dentro de la combi( y no precisamente en el paisaje visto)¿Cómo estuvo tu recorrido helena tu madre me conto de la excursión, que bueno que la empresa los premie con un día para ustedes Cafayate tiene unos lugares naturales preciosos prosiguió, -así es- dije el viaje muy lindo, muy excitante todo (no estaba hablando del camino realizado) ¿Belén Zorba cómo están? Ellos bien juegan, comen, duermen lo de todos los niños contesto entre risas, tu madre y yo también estamos bien, helena se queda esta noche a dormir en casa porque yo me junto con los chicos del trabajo para para charlar un poco comer y tomar algo de hecho ya me estoy yendo besos que duermas bien termino cerrando la comunicación, besos para vos también –dije- pásalo lindo, saludos a tus compañeros que te diviertas cariño proseguí. El también merecía salir, pero el viaje no lo organizo la empresa- me dije- bueno omitiremos información para que entrar en detalles que no vienen al caso, termine de secarme y de hablar sola me puse el pijama otra vez mi celular, Ignacio ¿Y ahora qué? ¿Qué quiere? Atendí hola marina dijo con una voz galante ¿cómo estás? Por dormir estoy algo cansada –conteste- seguidamente le dije: me parece que tenemos que hablar mañana así aclaramos situaciones, está bien señorita –contesto- un beso que descanses, de esa manera finalizo la comunicación, no quise hablar más, debía volver a mis cabales, tengo familia, no quería tirar todo por la borda por una locura del momento, repase los contratos mire rápido los números de las compras y servicios al otro día antes de volver a Buenos Aires debía estar todo cerrado y me fui a dormir, con mi pensamiento en claro que todo este jueguito debía terminar y lo quería dejar en claro.

El momento de volver a casa estaba llegando y mi tranquilidad también, cerramos contratos pagamos servicios, todo como si nada hubiese sucedido ¿entendió que fue un desatino su comportamiento? Para el mediodía estaba todo hecho el avión salía catorce treinta rumbo a Buenos Aires cada uno volvió a sus respectivos hoteles ordene mi bolso tome un café en el restaurante del hotel acompañado por un tostado no tenía hambre, mi estómago estaba tenso. La situación todavía me mantenía algo nerviosa, la hora de partir hacia el aeropuerto llego y con ella el taxi realice el check-in al darme vuelta estaba ahí parado Ignacio con su perfume y su elegancia mirándome en forma intensa realizo su check-in también, me hice a un lado como para no dar mucho lugar a confusiones pero mi corazón empezó a latir en forma acelerada, no quería alejarme, es luchar entre lo que quiero y lo que debo, Ignacio se acercó a mi preguntándome que es lo que debíamos hablar y aclarar según lo que yo le había comentado la noche anterior, si dije poniéndome un tanto solemne sin mirarlo demasiado a la cara ya que toda seguridad adquirida se me iria como en un suspiro, mira con respecto a lo sucedido en la combi mas presisamente en la finalisacion del viaje- si dijo- con las manos entrelazadas por delante de el y mirándome en forma vivaz picara con una sonrisa casi sobradora diaria- no estuvo correcto, ambos somos casados con familia, reconozco que cada palabra me costaba horrores¡ ese hombre me desestabilizaba por completo! Tomo mi mentón con su mano como tocando un cristal para no romperlo y todo el parlamento creado en mi mente se desvanecio por completo, marina –dijo- todo eso lo se- pero desde que te vi en iguazu lo único que pensé es en compartir mi cama con vos ambos estamos bien en nuestros matrimonios amamos nuestras parejas,los que nos pasa y no lo niegues, va mas alla de nosotros, me doy cuenta ya no somos chicos, todo esto me lo decía mientras acaricio mi brazo desde el hombro hasta la mano, mi deseo hacia el crecia cada vez mas,que piel suave comento, ¡quisiera acariciarla toda! Por suerte el aviso de abordaje replico en los parlantes antes de decirle que me encantaría que lo hiciera, ¿compartimos asientos pregunte? Si así es -contesto- el avión despego y con el mi buen juicio lo único que pensaba en ese momento era en estar con Ignacio metidos en una cama, nuevamente tomo mi mano y la beso con un beso sutil y a la vez profundo, claramente la pasión nos invadía a los dos, ya no podíamos disimular, creo que tampoco queríamos ¿Qué vamos hacer con esto? -Pregunte- están las familias de por medio- no se contestó Ignacio ya veremos pero tampoco quiero dejarlo como si nada y creo que vos tampoco-dijo- y tenía razón, llegamos al aeropuerto salimos del avión como si nada entendiendo que debíamos hacerlo de esa manera, nuestras realidades están al otro lado de la puerta, la esposa de Ignacio estaba esperándolo nos saludamos y cada uno partió a su casa y a su vida, en el taxi mi guerra mental comenzó ¿Con que cara miraría a Omar? Por suerte cuando llegue a casa no estaba, me recibió mi madre con Belén en brazos y los saltos de Zorba hicieron que por un momento mi cerebro consiga no pensar ¿Cómo te fue pregunto mi madre? Todo bien, todo tranquilo conteste en forma segura ¿Cómo se portaron tus nietos?-dije- los nietos bien ¿Y vos? Pregunto mi madre ¡ay mama por favor que decís! –Conteste- me miro simplemente con ojos brillantes y no dijo más nada, sabía que algo estaba pasando o mi culpa me estaba traicionando no lo sé. Ese fin de semana Helena estuvo en casa para mí fue un alivio, durante esos días no supe nada mas de Ignacio eso también fue un alivio, ¿Qué pasaría si recibo una llamada o un mensaje de el? ¿Cómo actuaria ante mi marido? Él no se merecía una traición es buena persona nos cuida nos ama, pero el solo recordar la caricia de Ignacio sobre mi brazo me hacía dudar de todo.

Llego e Lunes con él la rutina laboral y de la casa, Omar fue a recorrer hospitales, clínicas, farmacias, yo a mi oficina, Belén y Zorba quedaron con la niñera, el Sr. Klauss entro a mi oficina diciéndome que ambas empresas klauss-Ortiz Arismendi trabajarían de ahora por un tiempo juntas, que mi trabajo en Salta fue muy correcto, respire aliviada, mi trabajo está sin inconvenientes pensé. Ese día lo pase como cualquiera, llegue a casa y Omar ya estaba, la niñera se había ido ya, Belén esa era su hora de la siesta, comentamos algo de nuestros trabajos e hicimos el amor por momentos me imaginaba a Ignacio conmigo, rápidamente lo saque de mi pensamiento, lo único que me faltaba era decir su nombre, nos levantamos y con nosotros mi hija, sonó el WhatsApp un mensaje de Ignacio diciéndome: Sra. Marina mañana nos reunimos en mi oficina para hablar sobre los próximos contratos, se me dibujo una sonrisa como una quinceañera esperando a su chico, estaré ahí conteste, doce treinta nos vemos envió en un nuevo mensa, okey, hasta mañana finalice la conversación, contuve la respiración para no evidenciarme, prepare mi ropa cuidadosamente para el otro día, como era ya costumbre para mí nos fuimos a dormir por la mañana más de lo mismo la misma rutina, llego la hora de la reunión, Ignacio estaba parado en la puerta de edificio esperándome, nos saludamos muy formalmente, tomamos el ascensor hasta su oficina que está ubicada en el tercer piso, se cerraron las puertas en forma automática y casi al mismo tiempo paso su brazo a la altura de mi cintura, en un solo movimiento me llevo contra su cuerpo, nos besamos apasionadamente como describir aquello si el mismísimo fuego invadió nuestros cuerpos, el viaje duro lo que lleva recorrer tres pisos fuimos a su oficina los dos con caras de nada, pero la agitación de nuestros deseos corrían por nosotros, nos estaban esperando el Sr Klaus, también el Sr. Ortiz Arizmendi padre, nuestras miradas cada tanto se cruzaban tratando de disimular el deseo contenido, se programaron las próximas compras para los hospitales y clínicas de capital y los próximo viajes del año esa fue la parte que más me entusiasmo, el próximo destino es Bariloche, en quince días volamos hacia allá, la reunión termino, en esos quince días previos al viaje con Ignacio solo compartimos mensajes por WhatsApp, acordamos no vernos antes de Bariloche, queríamos que nuestro encuentro sea con tiempo, con espacio para poder disfrutarnos mejor, esta vez irían con nosotros el Sr. Klauss y su padre, esa noticia no me agrado mucho, Ignacio se ocupó de hacer las reservas en los hoteles y en el avión ellos viajarían primero para comenzar a recorrer la zona(en realidad querían tener un día de vacaciones también) y era totalmente valido por suerte no quisieron compartir hotel ambos coincidieron que necesitaban espacio para ellos y no estar todo el tiempo hablando de trabajo si nos alojábamos todos juntos.

El día del viaje llego, mis ganas de hacerlo por un lado y por el otro dejar mi hija y como mirar mi marido a la cara, mis sentimientos se confrontaban nuevamente, sabía que estaba mal, pero no lo podía evitar, ese deseo era más fuerte que mi voluntad, me dominaba completamente, el vuelo lo hicimos entre pequeños besos y caricias, en el aeropuerto nos esperaban ambos jefes, nuevamente pusimos cara de nada, nos llevaron a nuestro hotel, tomamos un café en la confitería del lugar mirando la impresiónate vista que la naturaleza nos brindaba, la merienda termino, tanto el Sr. Klauss como Ignacio padre nos comunicaron que a las ocho de la noche nos pasarían a buscar para ir a comer juntos, que bueno contestamos ambos, (nos miramos como diciendo:¿Para qué?) compartimos la comida los cuatro mirándonos con deseo, yo extendiendo mi pierna por debajo de la mesa tocando con mi pie su entrepiernas, el mirándome, haciendo su mejor esfuerzo para disimular el momento, los jefes que hablaban y hablaban, no se iban más, sabía que esa noche no iba a ser nuestra, el Martes tendríamos que trabajar desde temprano, pero un jugueteo no le hace mal a nadie pensé, por fin ambos señores se fueron y nosotros a la habitación de cada uno no sin antes compartir unos besos para mantener el deseo encendido, me dormiré pensando en vos, me susurro al oído, veo la hora de tenerte contra mi cuerpo-dijo- y se fue a su cuarto, yo entre en el mío totalmente extasiada, a los pocos minutos recibo un mensaje diciendo: me dijo mi padre que mañana por la tarde él y Klauss vuelven a Buenos Aires, que tratemos de hacer el mayor trabajo posible así a nosotros nos queda menos por realizar y no estamos corriendo, bien por los jefes conteste, todavía nos quedaban dos días más en el lugar.

El Martes se hizo así se recorrieron lugares desde temprano Ignacio padre y Klauss revisaron los números de todos los costos, a nosotros nos quedaba concretar las contrataciones nada más, algo rápido y de rutina, lo demás seria tiempo para nosotros, algo que estamos esperando hace dos semanas, quedamos en encontrarnos en el restaurante del hotel a las nueve, me puse un vestido negro entallado al cuerpo, tacos obviamente y el catch haciendo compose con los zapatos, cuando llegue él ya estaba esperándome, se levantó, me recibió con un beso en las manos, corrió la silla para que me siente, un caballero, con un cuerpo ardiente, y una mirada profunda, estas muy linda-dijo-con una sonrisa pícara, vos también estas muy lindo y muy elegante, vestía un traje azul marino zapatos negros, pero su perfume eso si me acelera la sangre, ordenamos pasta con una salsa de mariscos, compartimos un malbec, fue una cena muy cálida,¡ Nuestra primera cita! con un detalle bastante pesado, ambos somos casados, en ese momento el mundo desapareció a nuestro alrededor éramos nosotros, no había un después terminamos de comer el mozo se acercó, diciéndole a Ignacio que el postre lo llevaría a su habitación en quince minutos aproximadamente, nos fuimos del restaurante hacia el hall de entrada del hotel miramos la hermosa vista, nos regalaba la noche sureña el cielo parecía que nos regalaba todas sus estrellas subimos al piso donde estaban las habitaciones, ya vuelvo le dije entre en la mía mire mi maquillaje, me lave los dientes y salí toque su puerta la abrió recibiéndome con una copa de champagne en la mano, pase, brindamos por nuestra noche comenzamos a besarnos, mientras Ignacio bajaba el cierre de mi vestido yo aflojaba su cinturón, y sacaba su camisa de dentro del pantalón la desabroche y se la saque, mí vestido termino en el piso junto con la camisa de él, me llevo hasta su cama besándome el cuello con pasión y con dulzura para ser sincera me beso algo más que el cuello, recorrió todo mi cuerpo con su boca, ambos lo hicimos para ser más específica, la previa que decir entre roces, besos y caricias fue espectacular, me quito el corpiño con un movimiento sutil, ese hombre es totalmente sensual y sexual, la luna y las estrellas iluminaban la blancura de nuestros cuerpos, los astros parece que se hubiesen puesto de acuerdo para acompañar nuestra primera de tantas noches, el universo conspiraba a nuestro favor, el fuego del mismísimo infierno quedaba chico al lado de nuestro fuego, por fin Ignacio entro en mi éramos volcanes en erupción, todo el alrededor nuevamente desapareció, la noche por fin era nuestra, la hicimos sin fin, la pasión era nuestro motor, nos dejamos llevar por ella, prácticamente no dormimos, nos disfrutamos al máximo, siempre dejando un momento para después, no agotando recursos, pedimos el desayuno a la habitación lo poco que dormimos lo hicimos abrazados, como con miedo a que alguien nos separara, como si no hubiese un mañana, el día llego y con él las obligaciones, fui hasta mi habitación me bañe también para despabilarme, salimos a realizar el trabajo que quedo pendiente, almorzamos juntos, y salimos a recorrer un poco el centro cívico de Bariloche, como dos novios sin obligaciones, olvidándonos de todo, la pasión se apodero de nuestras vidas, nos besamos en cada rincón que encontramos, hubiésemos derretido la nieve del cerro Catedral, nos sentíamos plenos, libres, volvimos al hotel, la realidad llamo a nuestras puertas, cada uno debía llamar a sus respectivas casas, la vida se hacía presente, hable con Omar le pregunte como estaba todo, me sentí una psicópata, no tenía sentimiento de culpa, me pregunto si tenía mucho trabajo, conteste que si, como sin nada, me espante de mi misma, me miraba al espejo y no me reconocía, jamás le había mentido a mi marido, el sentimiento de culpa volvió a invadirme, la noche se hizo presente nuevamente, parecía que la puesta del sol nos trasformaba en dos seres sedientos de amor terrenal, como dos vampiros hambrientos de sangre, nuestra sed precisamente no era sangre, era de nuestros cuerpos entrelazados, dormimos nuevamente juntos, si se puede decir que dormimos, esta vez compartimos mi habitación, el camisolín de raso que llevaba puesto duro lo que un suspiro, la cena a la habitación quedo a medio terminar, nosotros éramos nuestro propio alimento, volvimos a Buenos Aires, el vuelo de vuelta dormimos todo el viaje, teníamos que recuperar fuerzas, llegamos a nuestras respectivas casas a retomar nuestras vidas habituales, Ignacio su esposa e hija, yo mi marido y Belén, en el camino de vuelta retoque mi maquillaje para tapar el cansancio de los momentos vividos, que con solo recordarlos la sangre fluía por mis venas a borbotones, cuando entre a casa me recibió Helena mi madre, la abrace fuerte, como pidiendo su protección, ¿hija estas bien?-pregunto- si mama estoy bárbara, sentémonos y tomemos un café-me dijo- de esa forma fue, me estaba esperando ya con la taza preparada, charlamos y nuevamente pregunto ¿Todo bien? ¡Si madre! ¿Porque preguntas nuevamente? Respondí con cara de perro que tiro el jarrón, hija- contesto- soy grande no tonta, se nota a la legua que ese hombre te ilumina, no solamente la mirada, si no otras cosas también, ay mama- dije- por favor no voy a hablar con vos de estas cosas, querida querida-contesto, no nací vieja y madre, yo también fui joven y atractiva, estuve casi treinta años casada con tu padre hasta que enviude, yo también tuve mi Ignacio y lo tengo hasta hoy evidentemente es de familia, lo dijo encogiéndose de hombros y alzando las manos, lo reconozco es muy emocionante y peligroso al mismo tiempo, muy en el fondo creo que tu padre lo sabía o al menos lo intuía, nunca dijo nada, supongo que estaba cómodo, mis ojos se abrían como si se fuesen a escapar de sus orbitas, anda tesoro date un baño, cámbiate para cuando llegue Omar, no te juzgo te entiendo yo hice lo mismo, en realidad todavía nos vemos ¿Quién es?- pregunte- se dice el pecado no la penitencia-contesto- lo único que te puedo decir es que lo conoces, nada más, anda pegate un baño para esperar a tu marido dale, yo me encargo de la niña, fui atónita al baño, no lo hubiese esperado de mi madre, ya a punto de meterme debajo de la ducha recibo un mensaje de Ignacio diciendo: me encanto todo lo vivido, no me arrepiento de nada, quiero volverte a ver, sonreí llena de vitalidad, yo tampoco me arrepentía de nada, me bañe, me vestí y maquille, llego Omar y todo prosiguió sin remordimiento alguno, comimos en familia, todo en absoluta normalidad, me fui a dormir temprano alegando que el frio y el trabajo me habían agotado, hasta mañana cariño le dije a mi marido, hasta mañana mama, lleve a Belén a su cuna espere que se durmiera y me acosté.

Al día siguiente en la oficina entra Klauss, preguntándome como estuvo la estadía en Bariloche, bien -respondí- seguro me imagino-contesto el-, acto seguido-pregunto-¿Y tu madre?, la pregunta me sorprendió, ¡jamás la había mencionado!, entendí entonces quien era, que la conocía y también entendí el porqué de las estadías largas en los viajes, mi madre bien-respondí-nuestras miradas cómplices se cruzaron, nos sonreímos y seguimos con nuestros trabajos, en forma habitual, volví a casa la llame a mi madre diciéndole que Klauss había preguntado por ella, hizo una pausa y contesto: bueno hija ya sabes quién es la penitencia en tono jocoso.

La nueva jornada llego y paso como si nada, no tenía noticias de Ignacio la duda me carcomía, ¿Habrá quedado todo ahí? ¿Duro lo que la estadía en el sur? Me negaba a creer eso, de repente el teléfono sonó ¡Era el! Deje todo y lo atendí hola como estas preciosa –dijo- tengo ganas de verte prosiguió, si yo también –conteste- ven hasta mi oficina, mi secretaria no está, es más el piso está casi vacío, sin dudarlo fui, tome mi auto y llegue pronto, subí al tercer piso y efectivamente estaba casi vacío nos saludamos nuevamente con la pasión a punto de desbordarnos me estaba esperando con el café listo nos miramos como si ya estuviéramos a punto de depredarnos, nos tocábamos los dedos de las manos como midiéndonos y que más agregar, si el escritorio fue testigo de nuestro desborde pasional, en silencio para que los pocos que se encontraban en el lugar no escucharan nada de lo que estaba sucediendo, ¿cómo calificar los que nos pasaba? Si no podíamos nosotros mismos entenderlo. Solo sabíamos que tendríamos que asumir las consecuencias de nuestros actos si todo salía a la luz como mi madre y Klaus lo habían dicho, son muy lindos los momentos juntos pero también hay que saber asumir las consecuencias si llegase el momento, y ellos si que sabían de que hablaban.

Los años pasaron, los viajes siguieron, nuestras hijas crecieron hicieron sus vidas, nosotros con el deseo y la pasión intactos, ya no con las mismas fuerzas obvio, la edad nos llega a todos, pero en cada encuentro el fuego se encendía, seguíamos entrelazando nuestros cuerpos como el primer día, besándonos hasta el aura, pidiendo noches sin fin, momentos sin fin, a veces teniendo nuestras guerras mentales por llevar una vida paralela, pero disfrutándonos a cada minuto a cada centímetro de nuestros cuerpos, si Omar lo sabía o no ya era anecdótico, seguía desapareciendo todo a nuestro alrededor cuando estábamos juntos, no había un mañana cuando compartíamos la cama o donde fuese solo existíamos nosotros.

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