El viaje astral. -Escribe Julián Coniglio


 

Créditos de la imagen : Stefan Keller by Pixabay
 
Son las 8 am. Me despierto exaltado, nuevamente he tenido la misma pesadilla de siempre, es algo recurrente ya en el último tiempo prácticamente 3 veces por semana tengo el mismo sueño y cada día me despierto más asustado que el anterior, es más: últimamente siento  que me esta costado despertar.

Me levanto y voy a la cocina a buscar un trago de agua para calmar este malestar, mientras estoy con la botella en la mano miro por la ventana como está el cielo y como la gente está comenzando su día. Vivo en un edificio en el piso 10, por lo tanto, lo que veo es a la gente como si fueran hormigas. Mientras hago esto pienso en el sueño que tuve, hay algo raro en el de hoy. Alguien me llamo “topo" es más, de solo recordar eso se me pone toda la piel de gallina. Es algo muy extraño ya que hace más de 10 años que nadie me dice así, desde que termine la secundaria.

Hoy todo el mundo me dice Gerónimo , o Gero los que más afinidad me tienen. Ya no soy ese chico de 15 años al que apodaban así. Hoy en día soy un hombre de 34 inviernos.

Tengo que empezar el día. Me doy una ducha. Me cambio y salgo para cumplir con mi rutina diaria. No sin dejar de pensar durante muchos ratos del día sobre mi sueño.

Esa noche tengo una cena con mi madre Silvina, una señora de 60 muy coqueta siempre bien arreglada, la cual ha dejado miles de cosas de lado para poder criarme como siempre soñó. Desde hace años salimos a cenar una  vez por semana al menos. Trato de devolverle y recompensarle un poco todo el sacrificio que hizo por mi en toda su vida.


Durante la cena ella me dice que estoy extraño. Le digo que no pasa nada, que solamente tuve un mal sueño y me pide que se lo cuente.

Luego de comentarle como fue el sueño y que es lo que me resultó extraño del mismo. Mi madre cambia la expresión, se queda como petrificada y le consulto que es lo que sucede. Y me dice que acaba de tener un deja vú. Que siente que ya hemos hablado sobre este sueño en alguna oportunidad. Algo que yo dudo que haya ocurrido.

Continuamos cenando. Esta vez en silencio, cada uno con sus pensamientos mientras terminaba su plato, el postre y la taza de café.

Como siempre la llevo hasta su casa, y espero hasta que entre. Siempre me da un beso y me agradece por pasar una grata noche. Pero esta vez, en cambio, antes de bajarse del auto me dice que no le reste importancia al sueño que tuve, lo cual me deja más incrédulo que antes.

Me dirijo manejando hasta el departamento, mientras mi cabeza no deja de pensar en todo lo que soñé y lo que hable con mi madre.

Llego a casa y en lugar de acostarme me preparo un café y busco ni laptop para ponerme a buscar sobre los significados de los sueños. Mientras me adentro en la web, encuentro una página en donde habla que las caras de los desconocidos que vemos en los sueños; en realidad son los espíritus que están a nuestro alrededor que nos están viendo mientras dormimos, son almas que jamas quisieron pasar al otro lado y se quedaron en el limbo, recordando sus vidas pasadas, esperando el momento en el cual puedan cambiar lugares con quien están viendo dormir.


Leo esto y me da un miedo increíble. La persona del sueño que tuve en realidad es un alma en pena que me conoce por lo visto. Me conoce desde hace años ya que sabe como me decían de chico.

Me acuesto y esa noche se me hace imposible poder pegar un ojo. Estoy dando vueltas por la cama con la cabeza a mil, cuando me doy cuenta que son las 6 am. Decido levantarme, ducharme y salir de casa.

Comienzo a manejar sin rumbo fijo. Solo yendo hacia adelante. Viendo como la ciudad se va despertando de a poco, leyendo los carteles en los locales y esquinas. De pronto me encuentro en una parte de la ciudad que no estuve nunca, pero a la vez tengo una leve sensación de que la conozco.

Veo un cartel que llama mi atención, sobre una tarotista que hace lecturas de sueños. Decido dejar de ser tan escéptico en el tema y entro.


Al entrar, la señora me saluda muy cordialmente y me pide que me siente para comenzar con todo el ritual.

Le cuento mi sueño y me pide que con los ojos cerrados mezcle las cartas, haga 3 cortes y elija uno de los mazos que quedan. Le hago caso y elijo el que quedo a mi derecha. Todo sin abrir los ojos.

Los abro y veo que comienza a tirar cartas en la mesa una por una. Cada una con un dibujo distinto. Realmente no entiendo nada de los dibujos ni que quiere decir cada una, la observo y veo que va cambiando de cara con cada una que sale. Pasa de cara de asombro a cara de miedo tan abruptamente que no me da tiempo a consultarle nada.

Lo único que llega a decirme es que tengo que hablar con mi madre. Que la persona que yo vi que me llama por mi apodo en mi sueño es un espíritu que hace años esta a mi lado esperando el momento en el cual se quede con mi cuerpo. Dice que valla y le consulte que paso en ese verano de 1993.

Salgo totalmente desconcertado por lo que me comenta, subo al auto y voy directamente hacia lo de Silvina. Llego. Ella esta atrás de una ventana mirando. Parece como que estaba esperando que llegara, da la sensación que sabia que iba a ir aunque no le había dicho nada.

Abre la puerta apenas me ve y me dice que entre, que tenemos que hablar. Le digo mientras ingreso que soy todo oídos.

Pasamos a la cocina, ya tenia 2 tazas de café preparadas, comienzo a tomar la mía, amarga.

Mi madre no sabe como comenzar la charla, así que le cuento lo que sucedió y le pido que por favor me cuente que paso cuando yo tenia 7 años.

Se pone muy nerviosa, no recuerdo haberla visto nunca en la vida de esa manera, ni cuando mi padre tuvo su accidente fatal. No puede siquiera tomar un sorbo de café por como le tiemblan las manos, trato de calmarla agarrando sus muñecas y diciéndole que se tranquilice que todo va a estar bien que no sucede nada, que es solamente una charla.

Me mira y con una lágrima que recorre su mejilla me dice que no es solo una charla y que no está todo bien.

Me comienza a contar que cuando tenia 7 años hubo un accidente. Sufrí un fuerte golpe en la cabeza y estuve 3 días en coma. Luego de eso cada vez que dormía parecía que entraba en coma nuevamente ya que me costaba muchísimo volver a despertar, llegue a estar más de 2 días seguidos durmiendo. Ella preocupada habló con los médicos, los cuales no tenían un diagnostico para poder darme. Me hicieron estudios y no salió absolutamente nada.

Luego de eso, mi madre fue a consultar a una persona que le recomendaron, una persona que trata gente con distintas patologías pero que hace medicina alternativa. Una oscurantista.

La misma, luego de enterarse y saber los detalles del caso, llegó a la conclusión de que yo estaba realizando viajes astrales al dormir. Mi madre no lo podía creer, su hijo, su único hijo realizaba viajes astrales mientras dormía de los cuales podía llegar a no volver nunca. Lo cual un día casi sucedió.


Un día en uno de mis viajes astrales me comentó que un alma en pena, vio como me alejaba de mi cuerpo y aprovechó eso para introducirse en él. Al despertar, mi madre se dio cuenta que algo andaba mal. Ya que yo actuaba de forma muy rara, fué a consultar nuevamente con esta señora y la misma le dijo que un errante había utilizado mi cuerpo para volver a la vida y yo me quede perdido en el limbo buscando la manera de volver.

Hicieron un ritual las 2 para expulsar esa alma de mi cuerpo. Por suerte luego de 3 hs lograron expulsarlo y yo al escuchar sus voces pude encontrar el camino y volver. Ese mismo día Susana, la oscurantista, hizo un nuevo ritual en el cual lograron que no vuelva a tener más viajes astrales. Pero eso no implico que Gustavo-así se llamaba el ente que ingreso en mi cuerpo- se alejara de mi. Al contrario, se mantuvo siempre a mi lado sabiendo que la próxima vez no lograrían sacarlo.


Mi madre termina de contarme todo mientras no para de llorar. Le digo que por lo visto fui olvidándome de todo mientras crecia. Que no se preocupe, ya que no iba a suceder nada. Pasé el día con ella. Al llegar la noche luego de la cena decido retirarme no sin antes darle un beso en la frente, un abrazo y decirle que la quiero mucho.

Me voy a mi domicilio y me acuesto a dormir. Pero esta vez con miedo. Ya que podría realizar otro viaje astral. Pero esta vez podría ser el último ya que no podría volver a regresar a mi cuerpo…

 

 

 

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