El viaje astral - Escribe Daniels Caballero

Créditos de la imagen : Jess Foami by Pixabay

 

 Hoy comencé mi día como siempre, el despertador sonó a las seis de la mañana, ¡Ay otra vez!  - dije. Bueno a levantarse. La rutina diaria nuevamente invadió mi vida, como todas las mañanas me levante fui a la cocina, puse la pava eléctrica para calentar el agua, mientras tomaba mi ropa  sobre la mesa, que dejé lista la noche anterior así evito tener que buscarla al levantarme (algo que me daba mucha fiaca hacer) y me dispongo a tomar una ducha.Me visto preparo mi desayuno, todavía el sueño y las ganas de seguir durmiendo están intactos, miro el reloj y me doy cuenta que entre idas y vueltas otra vez se hizo tarde. Para variar salgo corriendo a tomar el subte, ¡esas escaleras me van a matar! llegué justo! el gusano del inframundo lleno, casi se me escapa. Las cuatro estaciones parecen eternas y yo dentro de ese mundo lleno de gente me siento como un ganchito de abrochadora, todos pegaditos con el espacio suficiente para respirar, de a poco me voy corriendo hacia la puerta, la estación donde debía bajarme estaba próxima - permiso, permiso -. Por fin las puertas se abren y puedo respirar profundo de paso tomo aire para enfrentar otra vez las escaleras las subo corriendo y de esa misma manera llego y entro a mi oficina pidiendo a la secretaria el segundo café del día mientras miro en la Tablet todo el itinerario de mi jornada laboral, veo una larga batalla entre reuniones con diseñadores y empleados para elaborar la metodología de trabajo ante la nueva producción de cajas para regalos empresariales. Que los moños, que los lunares, el rojo, el verde, el dorado, etc.etc.etc. Se acerca diciembre: la producción y diseños están a pleno, organizar horarios quien se queda a trabajar extras (en realidad nadie quiere - yo tampoco- ).

Miro el reloj nuevamente, marcan las agujitas dichosas las trece horas mientras pido a la secretaria un nuevo café que se convertirá en mi almuerzo – Gina mi secretaria me mira – yo le contesto a su pregunta silenciosa 

—si,  Gina ese será mi lunch, no tengo tiempo de sentarme. Hay mucho trabajo y debo seguir. 

—pero después de acá te vas al gimnasio debes comer algo.— Gina, como buena asistente me recuerda

—Si, si —contesto yo— en el camino comeré una barrita de cereal. Tranquila ¡no me voy a morir! —le digo con una sonrisa entre sobradora y amable.

—Como sigas así ,no se.— encogiéndose de hombros me contesta ella con un gesto entre cariño y enojo.

—Bueno querida Gina, es por este momento álgido de trabajo que me manejo así.

 Ni yo me lo creí, sabía que la mayoría de mis días eran así -ella también lo sabía-me miró, dio media vuelta y se fue. 

Por fin llegó la hora de ir a casa, aunque yo no lo haría .Así que tomé mi bolso para el gym, lo abrí y verifiqué que todo estuviese en su lugar, a ver a ver: calza, zapatillas, remera, desodorante y demás adminículos. Si. está todo —me dije— otra vez el reloj me apuraba y otra vez correr para el subte, nuevamente el gusano del inframundo con su estómago colmado de personas y a viajar otras cuatro estaciones hasta el gimnasio que por surte está a dos cuadras de mi casa. Entré en él volando, buscando los vestuarios como si fuese lo último de mi vida y recordé que la barrita de cereal quedó en el olvido, "bueno como algo al llegar a casa, agua tengo así que con eso zafo"—pensé.

¡Por fin llegue a casa! ¡casi me muero en la clase! El profesor nos mató con tanta actividad. Ahora sí, a descansar y comer algo, pero primero a cambiar el agua de los cobayos, darle sus semillitas y bañarme, "que linda esta el agüita" - pienso- me viene bárbaro después de un día agotador .¡Ay, que placer el pijama, las pantuflas! Veamos que como. Mmmm estoy tan cansada para cocinar, ya que estoy ,preparo la ropa para mañana antes que me olvide, y después veo que cocino —le comento a mis tres cobayos que hacen las veces de mis niñas, (Rhina, Lena y Dana sus nombres) ya que tampoco tuve tiempo para pensar en matrimonio e hijos, pero estaba cómoda así, no lo lamentaba—.Si tengo un algo en mi vida que no sé qué termino darle esa persona con la que pasas buenos momentos, no solo de cama; charlas de la vida, risas. Pero jamás se definió como una relación estable, creo que ambos sabíamos que podíamos contar el uno con el otro pero ninguno se animó a más. En fin… 

¡Ay! tendría que ojear las ventas on-line, se acerca navidad. Los regalos que tengo que comprar ¡por Dios! las horas del día me quedan cortas. Me acomodé en el sofá con las piernas estiradas mientras comía una banana y me estaba esperando un durazno, esa sería mi cena, hoy no cocino. Otro día será.Tomé el celular y empecé a mirar páginas de juguetes, ropa, quizá perfumería para comprar a mis dos hermanos y sobrinos. Por fin el cansancio me venció y me levante para dirigirme hacia mi adorada -en ese momento- cama. Me lavé los dientes y puse en mi rostro y cuerpo todo el combo de cremas anti-age:¡cansada pero el cuidado que no falte! Y así me dispuse a dormir.

La alarma sonó nuevamente, pero si recién me acuesto ¿cómo paso tan rápido la noche?— me pregunto. Mientras me levanto algo tambaleante por el sueño y mi cansado cuerpo que ese día me pesaba como si tuviese un piano de cola encima, y otra vez la misma rutina, pero esta vez con más esfuerzo que de costumbre.

Esta mañana las escaleras del subte me resultan más interminables que lo habitual, pensando que después de esto me tomo mis buenas vacaciones, las necesito. De golpe, y sin avisar un mareo me invade, el piano de cola que tenía sobre el cuerpo se alojó abruptamente en mi pecho el cual no solo tenía la pesadez del piano, si no también un tropel de caballos dentro de él.

Lo siguiente fue ver cómo me encontraba en la sala de emergencias del hospital, preguntando a todos los integrantes del cuerpo médico que estaban trabajando con mi cuerpo ¿que pasa que me sucedió? los veía asistirme, decían "pulso, presión , desfibrilador, está en paro preparen el desfibrilador se nos va… ".

Veía todo eso como si  hubiera salido de mi cuerpo, mientras en la sala de espera estaba Gina mi eficiente secretaria acotando "yo se lo dije que tenía que cuidarse, no comía, no paraba,". Gina —le decía —yo estoy acá. Pero ella no me veía ni me escuchaba. ¿Que pas,a que sucede ?Me preguntaba ¡yo los veo pero ellos no! 

Llegó Marcos, mi "sin definición" En su cara notaba la preocupación, se presentó ante Gina: 

—Hola mi nombre es Marcos..Vos has de ser Gina yo soy, digámosle un amigo de Amelia. 

—Si ella me hablo de vos— asintió Gina.

Pude ver sus caras de preocupación y volví a la sala donde estaban tratando de revivirme, de golpe sin explicación, esta vez veo a los médicos pero desde mi cuerpo, un cardiólogo y la enfermera estaban al lado de mi cama diciéndoles: sufrió un paro cardiaco pero ya está mejor debe cuidarse y descansar unos días. ¿dígame como es su vida cotidiana? ¿Su alimentación? A lo cual tanto Gina como Marco respondieron "¿cuál alimentación? Va y viene sin parar"- asintieron ambos-Bueno dejémosla descansar comentó el médico-después la retan-

Los dos entraron, se pusieron uno de cada lado de la cama con sus rostros inquisidores y preocupados. 

—Bueno nena, vas a tener que tomar conciencia y cuidarte— dijo Marco. 

—Así es —acompañó Gina

—"Si" —dije yo— pero que alguno de los dos por favor atienda mis niñas pobrecitas tienen que comer,las semillitas están.. 

—Shhh —dijo Marcos— yo me ocupo vos tranquila.

Después de unos días de internación recibí el alta con todo un escrito de indicaciones médicas, mi "no sé qué", junto a mi secretaria me acompañaron hasta mi casa, les comente lo sucedido en el hospital mientras me asistían en la sala de emergencias 

—¿serán los fármacos que me pusieron? —pregunte

—No. —dijo Gina— Eso se llama viaje astral. Si mírame así, pero así se denomina y si no te cuidas vas a viajar pero no de forma astral okey. 

Yo la mire incrédula.

Ambas miradas se clavaron en mí y entendí que debía tomar conciencia sobre cómo manejarme de ahora en más. Me relaje, priorice un poco más mi persona, deje la producción y diseño de cajas a Gina (aunque alguna indicación daba desde mi casa,es más fuerte que yo. No,no puedo con mi genio)y me permití vivir una vida junto a Marco. Se merecía mi atención. Me acompañó en todo momento como si fuésemos una pareja consolidada desde el primer día y yo quería que me acompañe. Cambié mucho mis hábitos, ahora disfrutaba de momentos en pareja y mi trabajo quedaba dentro de la compañía, no abarcaba toda mi vida como antes. Sabía que de otro viaje astral no volvería.


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