Violencia y buenos modales - Escribe Ariel Zapata

 En esta oportunidad, nos aporta un texto Ariel Zapata en el que nos da su interpretación acerca de la violencia y los buenos modales. Nos habla desde una perspectiva propia, acerca de la violencia psicológica, y como desde la infancia, nos  puede marcar una simple sentencia dada por nuestros padres .

Los invitamos a leerlo, y a dejar sus comentarios.


VIOLENCIA Y BUENOS MODALES:



Recuerdo siendo chico, haber escuchado más de una vez a familiares o amigos de mi viejo felicitándolo por lo educado que fui y los “buenos modales” que tenía.

Si bien en mi soledad tenía una versatilidad imaginativa infinita donde podía estar horas inventando y explorando nuevos universos, es verdad que, sobre todo en reuniones familiares era más bien reservado, tranquilo.

No sé si era consciente de esas formas de manejarme, pero es real que al igual que mi papá, estaba orgulloso de eso.

La realidad es que estaba fuertemente condicionado por el AMOR/RESPETO que le tenía a mi padre, que si bien (casi) nunca le tuve miedo, era consciente de la manipulación y la violencia familiar que se vivía en mi casa, mayormente con mi mamá.

Manipulación que se veía reflejada en su capacidad de que, con una ya clásica charla previa de: hoy quiero que te portes bien, el otro día me felicitaron por lo educado que sos y quiero que me lo sigan diciendo; con una mirada fija desde la otra punta de la mesa, yo sabía que tenía que hacer, dejar de hacer, decir o simplemente callarme y guardar un silencio confidente entre él y yo... Con solo esa mirada podía lograr que termine con lo que él consideraba “portarme mal”.

Si bien no lo recuerdo como una persona golpeadora, el grado de violencia psicológica que se vivía era muy muy alto.

Hoy entiendo que todas sus inseguridades se veían reflejadas en como los demás veían a nuestra familia y encontraba allí una seguridad, aunque sea efímera ya que se sabía una persona de muy bajos recursos, tanto económicos como culturares.

También creo que ese tipo de violencia y manipulación tienen rezagos hasta hoy en día y pudieron condicionar desde mi personalidad y como me muestro para con el mundo, hasta en muchas de las decisiones que tome a lo largo de la vida.

Por mi parte lejos de culparlo, lo comprendo cómo alguien que no tuvo las herramientas y recursos necesarios para contener correctamente a su familia.

Como adulto mayor, solo me queda ir descubriendo cada uno de esos pequeños rezagos (cada vez más difíciles de hallar), trabajar en superarlos y no repetirlos.

 

 

 

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